viernes, 31 de octubre de 2014

CARTA A LOS PADRES DE UN CHICO/UNA CHICA GAY

CARTA A LOS PADRES DE UN CHICO/UNA CHICA GAY

Retorno de mi pueblo y me entero de un amigo que por contarle a sus papás que era gay lo echaron de su casa. Algo que me cuesta creer en esta época, algo que me cuesta creer cuando a mí mis padres me apoyaron desde un inicio, toda mi familia, demostrándome así el verdadero y genuino amor, el amor más grande, el amor que te fortalece, el amor que te hace feliz.

Ser gay no te hace ni mejor ni peor persona. No eres más alto ni más bajo, más inteligente o no, eres simplemente un ser humano igual a todos los seres humanos que simplemente ama a alguien de su mismo sexo. NO SE ELIGE SER GAY nadie quisiera serlo con todo el sufrimiento que inicialmente implica. Cuando uno se descubre gay inicialmente se siente vergüenza, se cree enfermo, se siente discriminado, sabe que generalmente no será padre biológico, siente que tal vez decepciona a sus padres, ama cuando se es adolescente y esconde ese amor por pensar que es pecado, que no es bueno. NADIE ELIGE SER GAY. Es mucho más cómodo ser heterosexual, o aparentarlo muchas veces, como esos que se casan por el simple hecho de aparentar lo que no es en su esencia.

Después uno se asume y es el paso fundamental a una vida plena y si tienes el apoyo de tu familia, como en mi caso, ese asumirse tiene implícito la felicidad que solamente da poder vivir en libertad y con orgullo. Quién te ama te ama con tus dudas y certezas, con tus convicciones y diferencias. Asumirme como gay me ayudó a saber que quién está a mi lado, quién me quiere, lo hace de verdad y así sé que mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo aceptan lo que ven, lo que soy. No se es enfermo, no se es perverso, no es una vergüenza. Claramente siempre está el que te discrimina, el ignorante, el inseguro y entonces ahí no vale la pena perder el tiempo de uno para que esa persona te acepte, generalmente la vida que da vueltas y vueltas le enseñará a esos pobres seres cuán equivocados están.

No se es más valioso por ser gay o no, se es tal vez más sensible, más solitario a veces, más comprensivo de eventos que depara la vida. Tampoco se es más promiscuo o no, se vive.
Por eso me duele aún que padres, como los de mi amigo, no acepten como nació mi querido y noble amigo. Una pena, perdieron la oportunidad de demostrarles el verdadero amor, su grandeza. Seguramente con el tiempo lo aceptarán, pero la marca quedará por siempre en el alma de mi amigo.

Espero que esta carta sirva de alguna manera para abrir los ojos, ser más amplios, menos hipócritas y que quién tenga un hijo, una hija gay sepa que antes de todo está el amor y que si ese amor existe y es real las diferencias se aceptan. Todos somos diferentes de una u otra manera y ahí está el encanto, la proeza de la vida.


Por mi parte les dejo un abrazo a los que lean esta carta y seguiré el sendero que me resta por caminar con la frente alta, con orgullo, creciendo siempre creciendo, aprendiendo y sobre todo feliz por el amor de los que me interesa que me amen. Va el abrazo, Gus…