Esperemos al niño...
Reposa sobre mi hombro tu desolada pena.
Brotan de tus ojos
una melancolía sedienta y desamparos invernales.
El hijo muerto aún grita en la llovizna.
Las veredas sangran llantos antiguos
y dejas olvidado, como siempre,
tus anteojos sobre el diario.
Reposa sobre mi hombro tu última desdicha.
Sabes de atardeceres y plazas mutiladas.
De tanta espera, tu rostro
ya no es el vencedor del tango y de la murga.
Deja tu bastón de preguntas sin respuestas,
recuerda que el hornero en las tormentas pierde a sus crías,
que si hay niebla el sol también se esconde.
Reposa sobre mi angustia de madre y blanco pañuelo,
descúbreme mujer de desgarrado vientre,
dame tu cansancio, la ternura que perdiste,
y esperemos al niño
que tal vez
vuelva esta tarde...
Gustavo Tisocco
De “Entre soles y sombras”
Del Cd “Intersecciones”
6 Comentarios:
Gus:
Excelente poema. Brilla el dolor, la nostalgia y la esperanza.
Atenaza todoa su carga en el "esperemos al niño
que tal vez
vuelva esta tarde..."
Saludos, Camilo
Bello y desgarrador poema, Gustavo.
Un abrazo.
Alicia Márquez
Gus, inquietante poema casi como un grito exhausto de un pasado en un infierno, de esos niños. de esas madres que siguen reposando en tu frenetica angustia que se siente humedeciendo este enorme poema.
Felicitaciones Amigo, Poet y todo un placer encontrarte.
Osvaldo
Tema duro transformado en belleza.Hermoso. Alda
Si todo arte viene de la desesperación y apuesta a recrear la vida o el sentido abierto y solidario de la vida, mi doble identificación con la palabra del poeta Gustavo y con todos los que trascendieron el dolor de la pérdida familiar y lo sumaron al reclamo social por un mundo más humanista, más justo, más libre, más bello y más participativo.
Para eso vuelven los que esperamos o renacen en los nuevos niños y niñs. Rubén Vedovaldi
Gustavo Tisocco,
Eres incomparable, irresistible, tu poesía social llega
Es una lanza metafórica, te admiro y siento que no soy nadie ante tu potencial,
Lucy Ortiz,
Pcsurv@yahoo.com
www.diariocolatino.com
EL FANTASMA DORMIDO
Aunque lo dudes, te ame en las sombra.
Vi la realidad dormida, los pocos rayos de sol.
Ignoraste el gris de las lagrimad, que se escapaban
por las heridas sangrantes que dejaron tus huellas.
Me hiciste perder la inocencia, bajo el rugir de la balas
aun estando en el vientre de una verde jornada.
La niñez fueron vagos pasos en las callejuelas del barrio,
allí donde quedo escrito la consigna: ¡viva la revolución!
Esa callejuela pudo ser un paraíso, pero se lleno de escoria,
con el paso de tus batas asesinas. Perdí la belleza de los días,
y me sumergí en la certeza de un mañana sin ti, sin maleza
sangrienta, la misma que tu fundiste con metales, con la que asesinaste mi inocencia.
Sentí morir en una niña que cumplía quince años, sentí
la rabia, la resaca que deja una tormenta de infamia.
y el renacer a una vida que no era la mía, era la del fantasma dolido de amargura.
Lucy Ortiz.
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