martes, 19 de agosto de 2008

Herido/huérfano...



No me percaté del tiempo veloz
hasta que mis ramas
olvidaron los nidos.

Fui quien
olvidó su jaula
y extravió la puerta.

Ahora, herido
................. huérfano,
añoro al niño que perdí.

Inclementes,
ríen los almanaques.



Gustavo Tisocco
de "Paisaje de adentro"

12 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

hermoso poema y de veras jamas hay dejar morir el niño que juega dentro de nosotros

19 de agosto de 2008, 8:15 p.m.  
Blogger M@R dijo...

el tiempo no perdona,,,
pero siempre llevaremos un niño dentro de uno,,,
hermosas tus letras,,,

abrazos,,,

20 de agosto de 2008, 1:33 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

querido Gustavo: Jamás perdemos al niño que llevamos dentro, él camina al costado de nuestra adultez y nos recuerda la ternura de la infancia.
Víctor Hugo Tissera

20 de agosto de 2008, 7:40 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Bellisimo poema Gus, como todo lo que nos entregas. Felicitaciones,
Un abrazo
Eli

20 de agosto de 2008, 9:11 p.m.  
Blogger juan dijo...

yo tambien añoro al niño temeroso que fuy, desprovisto de tristezas, altivo y temerario que enfrentaba ejercitos en tardes eternas ...

abrazo gus!!!!

21 de agosto de 2008, 7:00 a.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

David Antonio Sorbille dijo...
Es un placer leer tus poemas, que reùnen la calidad y la calidez expresiva de un gran poeta.

22 de agosto de 2008, 10:56 a.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Bello poema, Gustavo. Con un dejo de nostalgia que llega y se queda, como una llaga. Gracias
Alicia Perrig

24 de agosto de 2008, 2:15 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Seguimos siendo nuestros niños a pesar de las heridas y de los dolores. En tu caso, aclarás el llanto y la orfandad con las caricias prodigadas a otros niños que aún no temen la angustia de ser humanos. Pero volver a tus propias entrañas y recorrer tus "paisajes de adentro", sin dudas, por allí, deambulando estará ese muchachito rubio y esos ojos pálidos temiendo al pombero y enraizando la risa en un lugar recóndito del corazón, que es el mismo corazón que hoy tenés.
Una maravilla, Gustavo.
Besos.
Mónica Griolio

24 de agosto de 2008, 2:28 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

La añaranza, nostalgia del nido que fue y quedó allí.Ese fianl es colosal: "Inclementes,
ríen los almanaques".
Saludos, Camilo

26 de agosto de 2008, 5:47 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Gustavo: Otra vez está el niño que se perdió tras el hombre. Esa añoranza crece a través del tiempo. Sabemos que no es posible ese rescate, pero que hermoso es volver a soñar los sueños plenos.
Víctor H. Tissera

7 de septiembre de 2008, 2:38 p.m.  
Blogger Avesdelcielo dijo...

¡Que desamparo refleja la pérdida de nuestro niño! Creo que no perdems del todo la puerta de la infancia.Aunque no nos demos cuenta, el niño nuestro nos dicta los poemas y algunos sueños.
MARITA RAGOZZA

9 de septiembre de 2008, 10:41 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Gustavo, para no repetirme en cada poema tuyo, opto por enviarte este comentario que los incluye a todos. Ya sabés lo que opino de tu poesía, de tu manera de sentir y de ser. Sos un poeta inmenso, un ser humano excepcional y un amigo entrañable. Gracias por darnos el privilegio de escucharte y por tu generosidad en escucharnos. Un abrazo fuerte. Alda

9 de noviembre de 2008, 9:42 p.m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal